El 11 de septiembre de 2001, el mundo entero se detuvo ante las imágenes del ataque a las Torres Gemelas. Pero entre el humo, el miedo y la confusión, surgió una historia que refleja la conexión más pura entre un humano y su perro.
Roselle, una labrador retriever color miel, era la compañera guía de Michael Hingson, un hombre ciego de nacimiento que trabajaba en el piso 78 de la Torre Norte del World Trade Center. Cuando el primer avión impactó la torre, 18 pisos más arriba, Roselle no se alteró. Mantuvo la calma, esperó la orden de Michael y empezó a descender con él por las escaleras.

Durante una hora y diez minutos, bajaron juntos 1,463 escalones, entre humo, vibraciones, gritos y desconocidos que se unieron al descenso. Roselle lideró al grupo sin dudar, esquivando obstáculos, detectando zonas seguras y marcando el camino a quienes no podían ver por el polvo. Al llegar al vestíbulo, el caos era total. Michael cuenta que Roselle, aunque jadeaba y temblaba por el calor, seguía concentrada en su tarea: protegerlo.
Cuando finalmente salieron del edificio, apenas unos minutos después, la torre colapsó detrás de ellos.

Roselle fue reconocida en todo el mundo por su heroísmo y recibió múltiples premios póstumos. Pero para Michael, lo más importante no fue su valentía, sino su entrenamiento, vínculo y equilibrio emocional. Esa conexión, forjada con años de confianza, fue la que salvó sus vidas.

En Tacna, cuando atendemos un perro en grooming, quizás no enfrentamos fuego ni torres cayendo, pero sí tenemos la misma responsabilidad: trabajar con respeto, paciencia y conexión. Entender a cada perro, su carácter, su miedo, su lenguaje corporal. Roselle nos recuerda que un perro equilibrado no nace: se forma, se guía y se ama con conocimiento.

Fuentes:

  • American Kennel Club (akc.org)
  • Hingson, M. Thunder Dog: The True Story of a Blind Man, His Guide Dog, and the Triumph of Trust (HarperCollins, 2011)
  • HSToday.us, The Many Stories of 9/11 Guide Dogs Salty and Roselle Led Their Owners to Safety